lunes, 4 de febrero de 2013

Acto de solidaridad Canarias con el Azawad

El 2 de febrero se convocó una simbólica Manifestación en las calles de Santa Cruz de Tenerife en apoyo al sufrido pueblo Tuareg del Azawad, y por la Paz en Mali. Al mismo tiempo se rechazó la utilización militar de Canarias por las potencias europeas.



Manifiesto de los organizadores:


Azawad, el antiguo norte del estado de Mali creado por los tiralíneas del colonialismo, es hoy la vergüenza del mundo.
Lo es de los estados del África, que parecen más preocupados por no crear precedentes que hagan cuestionar las fronteras heredadas del colonialismo, que por resolver un conflicto provocado por éste y del que la intervención de la CEDEAO, el Africa Occidental, se sabe invasora.
Lo es del mundo arabo-islamista, temeroso a reconocer un país de mayoría amazigh que cuestione su hegemonía en Africa del Norte, al tiempo que financia a grupos terroristas que desestabilicen la necesaria paz entre Mali y Azawad, y la convivencia de sus habitantes.
Lo es de Occidente, y particularmente de Francia y sus multinacionales del uranio, responsables de unas fronteras absurdas ayer, y del doblegamiento hoy ante intereses económicos, de los ideales de libertad, igualdad, y fraternidad.
Como siempre, y recordando una vez más que Canarias optó en referéndum por su neutralidad el 12 de marzo de 1986, España trata de inmiscuir a Canarias en invasiones militares, en este caso contra la nación hermana amazigh de los tuareg, Azawad. Algo a lo que, por supuesto, nos oponemos rotundamente.

Durante más de 50 años, los tuareg se han opuesto a ser gobernados desde Bamako en un Estado de Mali que basta ver en un mapa su absurda artificialidad. Tal vez fuera así por el ansia francés por seguir manteniendo sometido a un pueblo, el tuareg, en la etapa neocolonial.
Hoy somos conscientes del drama de los tuareg y azawadíes, atrapados en un conflicto con múltiples frentes que tratan de usarlos como moneda de cambio, ya sea aprovechándose de su pobreza, o siendo víctimas de la persecución étnica al regresar como conquistador de un ejército maliense nada dispuesto al diálogo para resolver los problemas de un Norte, Azawad, del que ya se mostraron incapaces ante terroristas de la Yihad y narcotraficantes, no quedando otra salida a los tuareg que ejercer la autodeterminación de Azawad.

Así pues, nos posicionamos contra la utilización de Canarias con fines militares, particularmente en el conflicto de Mali y Azawad:

- Consideramos al MNLA (Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad) como único interlocutor legítimo en el territorio del antiguo norte del Estado de Mali, actualmente independiente tras su autodeterminación el 6 de abril de 2012 frente al gobierno golpista e ilegítimo de Bamako, como Estado Independiente de Azawad,
- Hacemos un llamamiento a fin de parar la escalada militar en Azawad y Mali, liderada por los intereses económicos de Francia, y construir una paz estable sobre la base de reconocer a los interlocutores legítimos de ambos países. De no ser así, el conflicto será interminable y llevará a su propagación en países vecinos, como por ejemplo, Níger.
- Debe reconocerse internacionalmente al MNLA como interlocutor legítimo de Azawad, así como debe buscarse una solución política negociada a fin de arreglar definitivamente un conflicto que se arrastra desde hace más de 50 años.
Dicho conflicto se ve agravado con la presencia de grupos terroristas financiados desde el exterior, siendo el MNLA la única organización que ha podido enfrentárseles y es capaz de detenerlos sin convertir a Azawad en otro Afganistán.
Canarias con Azawad, contra la intervención militar, Autodeterminación y Paz.
2 de febrero de 2013,
                                                                                                                            La Unidad (Tuzdin)

Apoyo al Azawad desde Marruecos


La guerra que intentan ocultar

“Se está produciendo una persecución que sobrepasa los motivos bélicos y que tiene que ver con el origen étnico de los sospechosos.”




José Naranjo. Hace sólo dos semanas publiqué un post en este mismo blog llamado “Una guerra sin focos (por ahora)”, en la que denunciaba el bloqueo informativo sobre el conflicto de Malí. Ahora que la guerra está un momento clave, ahora que Gao y Tombuctú están siendo “liberadas” y que se persigue a los yihadistas “puerta a puerta”, hay que decir que aquellos primeros temores se han confirmado por completo. Francia oculta esta guerra y la represión que trae consigo y Malí se limita a seguir, encantada de la vida, las consignas que emanan de la Quai d’Orsay.

Este conflicto ha supuesto la puesta en marcha de toda una estrategia de propaganda que se sustenta en dos pilares. En primer lugar, el bloqueo de los periodistas mediante un intrincado sistema de controles militares que impide llegar allí donde se está produciendo la noticia. Los cientos de periodistas que están en Malí no han venido aquí de turismo ni a permanecer sentados en bares y restaurantes reactivando el sector hostelero maliense. Han venido a hacer su trabajo. Y Francia lo impide.

No podemos decir todo, no podemos mostrar todo. Esto será una visita guiada”. Estas sintomáticas palabras las pronunció el capitán Keita, encargado de comunicación del Ejército maliense en Sevaré, el pasado sábado cuando, tras ejercer mucha presión, se autorizó el paso hasta Konna a un convoy de unos 20 vehículos llenos de periodistas. Escoltados por los militares, plumillas, cámaras y fotógrafos llegamos a este pueblo dos semanas después de que se hubiera librado allí una intensa batalla. Tiempo suficiente, claro está, para llevar a cabo la necesaria “limpieza” y adoctrinamiento de la población. “Hay cosas que no se pueden mostrar”.

El segundo pilar de la estrategia consiste en abrir esa espita sólo a los medios “amables”. Es decir, a las cadenas de televisión y medios públicos ya sujetos a un estricto control por parte del Estado. Salvo algún hábil y experimentado periodista local que ha logrado colarse por sus propios medios y contactos, en Gao están France24, Radio France International y la maliense ORTM para contar lo que el Elíseo decida que se cuente, trasladados hasta allí en un cómodo avión de guerra francés.

Soldado maliense golpea brutalmente a un anciano tuareg hace uno días.
Hace poco más de una semana salió publicada al mismo tiempo en L’Express y en El País una noticia con las primeras evidencias de que se estaban llevando a cabo ejecuciones sumarias y todo tipo de abusos contra población civil acusada de colaborar con los yihadistas o simplemente señalados por proceder del norte y ser, por tanto, “sospechosos”. La publicación de esta noticia generó en los días posteriores una gran ola de reacciones pues todos los medios se aprestaron a seguir la pista. Un curtido fotógrafo de Associated Press logró sacar una fotografía de cadáveres amontonados en el fondo de un pozo.

Pero, sobre todo, lo que provocó esta información fue un enrarecimiento de las relaciones entre los ejércitos de Malí y Francia y la prensa. Esta noticia, totalmente contrastada con imágenes y testimonios, ponía en entredicho el carácter “benéfico” de la intervención francomaliense y podía afectar a la imagen redentora de las tropas galas, que no han hecho ningún esfuerzo por saber lo que está pasando realmente. Esto es, sin duda, parte de “lo que no se puede decir ni mostrar”.

A los periodistas que llevamos una semana en Sevaré nos han intentado expulsar varias veces a Bamako tras la publicación de esta noticia. Los militares malienses han llegado a venir a exigirnos que nos vayamos, ordenando al dueño del hotel que preparara todas las facturas y nos pusiera en la calle. Sólo las quejas al más alto nivel impidieron este acto que hubiera vulnerado las mínimas normas, acuerdos y convenios relativos al trabajo de periodista. Pero las presiones están ahí.

Les dejo de nuevo con el capitán Keita: “Esta visita a Konna es una prueba, si hacen su trabajo con profesionalidad luego les podremos llevar a Douentza y a Gao”. Los militares convertidos en jefes de redacción y los periodistas en una especie de ganado al que conducir con la vieja técnica del palo y la zanahoria. Pero las evidencias de que se está produciendo una persecución que sobrepasa los motivos bélicos y que tiene que ver con el origen étnico de los sospechosos están ahí. Para quien quiera verlas.

El CMA pide que se reconozca los derechos del pueblo tuareg



El Congreso Mundial Amazigh (CMA), un movimiento que agrupa y coordina a una parte de la organizaciones berberistas en el norte de África, en una carta dirigida al presidente François Hollande, aplaude la intervención francesa en el norte de Mali, porque se fijó como objetivo “combatir al terrorismo islamista y la delincuencia”. Sin embargo, el CMA lamenta que Francia haya sido pasiva durante decenios ante los desmanes de los mismos grupos terroristas que ahora combate en el norte de Mali, “que cometieron secuestros, crímenes y se dedicaron al narcotráfico, con la complicidad de ciertas autoridades malienses”. El movimiento amazigh recuerda a Hollande que “los tuaregs llamaron en vano, a principios de los años 2000, a Francia y a la comunidad internacional para que les ayudaran a eliminar a los grupos mafiosos”. El CMA dice al presidente francés que París utiliza dos varas de medir en su política internacional. Abundando en la misma línea, el CMA también recuerda a Hollande que el “Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA) siempre ha combatido a los integristas islamistas armados (las últimas batallas del MNLA fueron  contra los grupos de Al Qaeda y del MUYAO y tienen como fecha noviembre y diciembre de 2012 en Gao y Menaka) en la medida en que este movimiento dispone de varios miles de combatientes  voluntarios, bien formados y que conocen perfectamente el terreno, porque han nacido y se han criado allí”. Por ello, el CMA le pregunta al presidente galo por qué motivos “Francia ignora la oferta” de diálogo planteada por el MNLA. El movimiento amazigh critica a París porque “apoya solamente al gobierno maliense, aunque sea ilegítimo, excluyendo al MNLA cuyo objetivo es conforme al derecho internacional en lo relativo a la autodeterminación”. Asimismo, el CMA pide a Francia que “clarifique su posición  y sus objetivos” en Mali, porque “el conflicto que opone al MNLA con el gobierno maliense  es un conflicto interno que tiene que solucionarse entre las dos partes  implicadas, y con la participación de un mediador neutral y con credibilidad”.
Mali se opone a cualquier tipo de entendimiento y resolución del conflicto azawadí.
Firme condena

El CMA explica en la carta al presidente François Hollande que Mali tiene a un país vecino, Níger, “en casi todos los puntos idéntico y donde las poblaciones del norte de este país se han sublevado varias veces  y por las mismas razones que en el norte de Mali”. Según el movimiento berberista, el conflicto en la zona del Sahel “puede degenerar y desestabilizar al conjunto de una subregión”. El CMA interpela a Hollande sobre los “crímenes” que ha cometido el Ejército maliense en el norte de Mali desde que Francia intervino militarmente en esta región. Cita a varias organizaciones de derechos humanos internacionales que han hecho esta denuncia y le pide al presidente francés que “condene firmemente” estas violaciones cuyas principales víctimas son los tuaregs y los moros. El CMA espera del jefe del Estado galo que actúe como “un demócrata y a favor de la justicia, de los derechos y de los intereses de África y de sus pueblos, sin discriminación”. La carta ha recibido el apoyo de diversos colectivos, como la Organización Diáspora Tuareg en Europa (ODTE), la Asociación Temoust, la Asociación Corso-Bereber, la Asociación Cultural Amazigh, Tamaynut-Francia y Acción Cultural Amazigh-Laica.

martes, 29 de enero de 2013

Comunicado del CTEA (Consejo de Transición del Estado de Azawad)



El Movimiento Nacional por la Liberación de Azawad (MNLA) informa a la opinión pública nacional e internacional de que las ciudades de Kidal, TesalitLéré, In Khalil, Anefis, Tinzawatin, Talatayt y Tesit ya están bajo el control del Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad. El MNLA ha decidido urgentemente ocupar estas ubicaciones para garantizar la seguridad de personas y bienes, especialmente después de los graves peligros que corren en contra de la vida de los civiles con el regreso al territorio de Azawad del ejército maliense que camina tras el avance del ejército francés.

Hemos tomado nuestra responsabilidad de proteger a los civiles contra los abusos del ejército maliense criminal que siempre se ha destacado por los masacres de las poblaciones civiles azawadienses indefensos, como lo ha demostrado una vez más, con la operación “Serval”, llevada a cabo bajo el mando del ejército francés.

Desde el comienzo de las operaciones militares francesas para la conquista de Azawad a favor de las “autoridades de Malí,” más de un centenar de personas ya han sido víctimas de las represalias étnicas: una cacería humana organizado por el ejército de Mali y sus milicias en Azawad en contra de los Tuaregs, Peuls, Songais y Moros (Arabes).


El MNLA no puede aceptar bajo ningún motivo que el pueblo de Azawad sea entregado a la venganza de Malí. Como tal, el MNLA comprometido con su responsabilidad de asegurar sus ciudades y proteger a sus poblaciones en contra de un ejército especializado en el crimen contra la población civil de Azawad.

Por otro lado, con el fin de aclarar sus objetivos con claridad, el MNLA recuerda que no quiere ninguna confrontación con las fuerzas de la CEDEAO ni con las del ejército francés, a pesar del hecho de que dirigen unas operaciones de la ocupación de Azawad. Sin embargo, si el MNLA no hubiera respondido a los abusos malienses, entonces hubiera fallado a su primer deber que es velar por la protección de las poblaciones civiles en Azawad, víctimas expiatorias del ejército maliense desde mucho tiempo.

Es evidente que el MNLA reitera su plena disposición a trabajar con Francia para la erradicación de los grupos terroristas, pero se debe entender que el MNLA se opone firmemente en contra de la reinstalación del ejército maliense que se distingue por sus crímenes en contra de nuestros civiles.

Así que con el fin de acabar con cualquier ambigüedad sobre sus intenciones, el MNLA informa a Francia y a la CEDEAO de que no desplieguen sus fuerzas en las operaciones militares en contra de las fuerzas internacionales pero únicamente en la protección de los civiles, entregados a la venganza del ejército maliense y de sus grupos terroristas.

El MNLA toma como testigo a la comunidad internacional por sus compromisos formales a combatir el terrorismo, y reitera una vez más su plena disposición a participar con el ejército francés y el de la CEDEAO en su lucha contra el terrorismo. Sin embargo, ante la incapacidad de las fuerzas francesas de proteger a los civiles contra los abusos del ejercito de Malí, y en espera de encontrar una solución política y un estatus jurídico al Azawad, el MNLA se compromete a concentrar sus fuerzas en la protección de las ciudades citadas más arriba con el fin de garantizar la integridad física de nuestras poblaciones gravemente amenazadas por el ejército de Mali y sus milicias étnicas.

El MNLA recuerda a Francia toda su responsabilidad en cuanto a la seguridad y a la protección de las poblaciones azawadienses que viven en ciudades ya bajo el control de Malí de cara a los abusos y a la venganza del ejército maliense.

Wagadugu 28 de enero de 2013

Mossa Ag Attaher

Encargado de Comunicación de CTEA y portavoz del MNLA

Traducción. Inkearen

domingo, 27 de enero de 2013

Primeras evidencias de ejecuciones en el Malí controlado por el Ejército


José Naranjo. El País. En Sevaré, en el centro de Mali, hay una zona a la que llaman Million-Kin (Barrio de los Millonarios, en bambara, la lengua local). Allí, en un descampado no muy lejos de la pista de tierra, hay un cadáver semienterrado con descuido. Está tumbado boca abajo, desnudo, y solo asoman sus nalgas y su brazo izquierdo. Parece que ha sido quemado y que no lleva allí más de 48 horas. Numerosos residentes en Mopti y Sevaré hablan, cada vez con más insistencia, de que se están llevando a cabo ejecuciones extrajudiciales por el mero hecho de ser extranjero y no tener papeles, ser de piel clara o por proceder del norte del país. Amnistía Internacional y la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) aseguran tener pruebas que implican al Ejército de Malí.
Está lejos de ser un secreto, pero todos hablan en voz baja. “Hay que estar muy atentos. Estos días están pasando cosas en Sevaré y hay gente que está desapareciendo”, asegura un residente. Algunos van más allá y relatan incluso haber participado, en los últimos días, en la quema de una veintena de cadáveres que luego han sido arrojados a pozos o enterrados en las afueras. Los pozos han sido rellenados con arena y grava. Imposible verificar a simple vista o saber si se trata de combatientes yihadistas que murieron en la batalla de Konna, a 70 kilómetros de aquí, como dicen unos, o de personas sospechosas de haber colaborado con los radicales y ejecutados de forma sumaria, como aseguran otros. Pero la presencia de un cadáver en Million-Kin es una evidencia imposible de negar.
El alcalde de Mopti, Oumar Bathily, asegura: “hemos dado instrucciones a todo el mundo sobre los sospechosos. Si hay gente rara o desconocidos en el pueblo, hay que denunciarlos y que las autoridades se encarguen de hacer la investigación. Sabemos que hay infiltración de yihadistas y no lo vamos a permitir. Mopti siempre ha sido un lugar de acogida, abierto a todo el mundo, pero nos hemos dado cuenta de los peligros que esto entraña”. Sin embargo, al ser preguntado por posibles hechos violentos en la ciudad, asegura no tener constancia. En la misma línea, el coronel Didier Dacko, hasta hace solo unos días responsable del Ejército maliense en Sevaré, dice “no haber escuchado nada”.

Amnistía Internacional piensa de otra manera. Un observador de esta organización ha recogido testimonios de arrestos, interrogatorios y torturas a personas sospechosas de haber colaborado con los yihadistas. En concreto, cita el caso de una mujer de etnia fulani. “Un día, mi hijo desapareció. Le buscamos durante dos o tres días pero no pudimos encontrarlo. Entonces, algunas personas nos contaron que el día que desapareció, el Ejército había disparado a dos personas y los había arrojado a un hoyo dentro de la base militar”, aseguró esta mujer a Amnistía Internacional. Por su parte, la FIDH habla de al menos diez ejecuciones sumarias en Sevaré, mientras que Human Rights Watch dice haber recibido “informaciones creíbles” respecto a graves abusos cometidos por las fuerzas de seguridad en Niono contra poblaciones árabes y tuaregs.
En Wailhirdé (Sevaré) hay un pozo cercano a una base militar que muchos señalan como uno de los lugares donde se están arrojando los cadáveres. En el brocal hay restos de sangre. Y otros testimonios apuntan a la existencia de agujeros y fosas donde están siendo enterrados los cuerpos después de haber recibido un disparo en la cabeza. “Los matan en una zona llamada Chechenie, donde se llevan a cabo las prácticas militares de tiro”, asegura otro vecino. Hace unos días desaparecieron el padre y el hermano de un gendarme, originarios del norte. Estas desapariciones se han intensificado en los últimos días, tras la llegada de los salafistas a la ciudad de Konna, pero no son algo nuevo.
Mohamed era un tuareg de unos cincuenta años procedente del norte muy conocido en Sevaré. Tenía una pequeña tienda en la que vendía todo tipo de productos. En abril, tras la toma de Gao por los yihadistas, desapareció. “Todo el mundo sabe que está muerto”, asegura un joven residente. El carácter étnico de estas desapariciones es lo que más preocupa a Amnistía. “Vestir ropas tradicionales árabes o tuaregs y no ser de Sevaré es suficiente para que te pare la policía”, relata otro testimonio. En los últimos días hay gente que incluso se ha afeitado la barba para evitar ser confundidos con yihadistas.
En este sentido, Boucacar Traoré, coordinador del campo de desplazados de Sevaré donde residen 587 ciudadanos que han huido de sus hogares en el norte, ha recomendado a las personas allí acogidas no salir mucho estos días a la calle “hasta que la situación sea estable”. En todo Mopti se ha declarado un toque de queda a partir de las nueve de la noche y muchos permanecen en sus casas por temor.
El ministro de Justicia de Malí, Malick Coulibaly, dio una respuesta inquietante a Amnistía Internacional cuando fue contactado por teléfono: “Ningún Ejército es perfecto. El estadounidense es uno de las más profesionales del mundo y se ha descubierto que han cometido actos de tortura y asesinatos ilegales. Eso existe en todos los ejércitos”.

martes, 22 de enero de 2013

La cacería étnica ha comenzado

El periodista José Naranjo publica pruebas del posible comienzo de un nuevo genocidio de Malí contra el pueblo tuareg. Mientras, Francia mira para otro lado.


José Naranjo. Lo que hasta hace unos días eran voces de alarma hoy se han convertido en evidencias visibles. Lo que era miedo hoy es una realidad. La cacería étnica ha comenzado. Se lleva a cabo de forma oculta, por la noche, en lugares apartados. El Ejército francés dice que “no hay ninguna evidencia” y un alto mando maliense que “no ha escuchado nada”. Pero los habitantes de Sevaré, en el centro de Malí, no son ciegos ni sordos. Y últimamente tampoco mudos. Empiezan a hablar de cosas que ocurren, de tiros en la cabeza, de pozos llenos de gente, de cadáveres en descampados.
El objetivo de esta represalia son las personas de origen árabe, tuareg o incluso peules, habitantes del norte o extranjeros “de piel clara”. Se les acusa de colaboracionismo con los rebeldes tuaregs del MNLA o con los grupos islamistas radicales, se dice que son espías o combatientes infiltrados. Y no hay juicio ni defensa posible. El alcalde de Mopti lo decía claramente hace unos días, “se acabó la tolerancia, todo sospechoso debe ser denunciado”. La espiral de miedo y odios cruzados que genera la guerra y que parte de dos premisas falsas.
Premisa uno. “Todos los tuaregs son rebeldes”. Esta afirmación es, sencillamente, falsa. Conozco a muchos tuaregs que no simpatizan en absoluto con el MLNA, que rechazan sus técnicas, su manera de proceder y sus objetivos. Que les odian incluso. Pero da igual. Basta que vistas la ropa tradicional tuareg o que hables tamashek para convertirte en sospechoso. Sobre toda una etnia recae la acusación de haber desestabilizado a todo el país cuando el 17 de enero de 2012 fueron solo unos pocos miles los que se alzaron en armas contra su Gobierno.
Premisa dos. “Todo árabe de piel clara es un terrorista”. Tan falsa como la anterior. Los ciudadanos del norte peules o de origen árabe están señalados pese a que muchos de ellos, la inmensa mayoría, han sufrido con la llegada de los yihadistas todo tipo de abusos y arbitrariedades. Reprimidos por unos, reprimidos por otros. ¿Se puede imaginar peor destino? Muchos están ahora abandonando las ciudades del norte porque creen que lo que está por venir será aún peor que lo que ha venido hasta ahora.
Los norteños se afeitan la barba, guardan sus ropas tradicionales e intentan salir lo menos posible a la calle. En Mopti y Sevaré, a partir de las nueve hay toque de queda y la noche ampara todo tipo de abusos. Amnistía Internacional, la Federación Internacional de Derechos Humanos y Human Rights Watch ya hablan sin tapujos de testimonios y pruebas de que esto está ocurriendo. Y señalan directamente al Ejército de Malí. A mi modo de ver, la mejor prueba es la foto que acompaña este artículo y que fue tomada por una compañera periodista en mi presencia. Me hablaron mucho, pero antes de publicar nada preferí verlo con mis propios ojos. Y allí estaba. Un cadáver semienterrado del que sólo asomaban sus nalgas y su brazo izquierdo. Lo conté en este artículo publicado este lunes en El País.

Foto que muestran una posible limpieza étnica ocultada a los medios.

La actitud que Francia está mostrando hacia esta suerte de cacería étnica es por ahora, lamentable. “No hay evidencias”, decía un portavoz del Ejército galo. Igual si los soldados franceses salen a las calles de Sevaré, caminan un poco, escuchan a la gente y abren un poco los ojos, cambian de opinión. Quizás aún se esté a tiempo de parar esto, de impedir que el afán de venganza se lleve a más inocentes por delante. Otra cosa es que esto les interese lo más mínimo. Así es la guerra, piensan muchos.
Esto en Mopti. Pero, ¿y en las zonas de combates?, ¿qué está pasando? La cobertura telefónica está cortada y el Ejército maliense ha tejido una tupida maraña de controles que impiden el acceso a las verdaderas zonas de guerra. Sólo abren las puertas cuando todo está “limpio”, cuando los muertos han sido retirados. Hace ya unos cuantos días que Konna fue liberada, pero no dejan pasar a los periodistas ni a las organizaciones humanitarias. “No hemos hecho prisioneros”, asegura un coronel maliense. ¿A qué les suena? Médicos sin Fronteras lleva una semana intentándolo sin éxito. Los limpiadores se toman su tiempo y no quieren testigos.

Intervención en Mali "Escuchen las reivindicaciones tuareg"



Intervención en francés de Lounes Belkacem ex-presidente del Congreso Mundial Amazigh donde plantea la necesidad de escuchar las justas reivindicaciones del pueblo tuareg en este conflicto, habitante legítimo de estas tierras. Una guerra entre islamistas, Mali y la OTAN que pagará sobre todo la población civil.

lunes, 21 de enero de 2013

Nina Wallet Intalou, la rebelde tuareg


José Naranjo. El País. El salón está decorado de manera austera. Una gran alfombra en el suelo, un televisor siempre sintonizado con el informativo de France24 en un rincón y un cuadro con una sura del Corán apoyado en la pared que atrae mi atención. En la esquina opuesta, hay una mujer vestida con una melfa color turquesa rodeada de un pequeño ordenador portátil y tres teléfonos móviles. Cuando me ve entrar, se levanta con una franca sonrisa, me saluda dándome la mano y me invita a sentarme. “El cuadro lo acabo de comprar, lo colgaré un día de estos”, me dice, divertida por mi curiosidad. Es Nina Wallet Intalou, la única mujer miembro del Consejo Político del Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA), el grupo armado que el pasado 17 de enero, hace ahora casi un año, inició una revuelta que acabó por desestabilizar a todo Malí

Estamos en Nuakchot, la capital de Mauritania. Hasta aquí se trasladó Intalou hace ya algunos meses con parte de su familia en busca de un poco de seguridad para ella y sus hijos, consciente de que en Bamako, donde residía, podía sufrir algún tipo de ataque. Suena uno de los teléfonos. Una de sus tareas es la de coordinar los movimientos de las unidades del MNLA que están sobre el terreno. Habla unos minutos en árabe con voz autoritaria y luego cuelga. Me mira y la sonrisa vuelve a aparecer. “Disculpa, llevamos doce horas intentando localizar al grupo de Mohamed Ag Najim” (se refiere al jefe militar del MNLA).“¿Está en el norte de Malí?”, le pregunto. “Está en el Azawad, siempre ha estado allí”, responde de manera enigmática. 

Nina Wallet Intalou nació en 1963 en Kidal y es tuareg por todos los costados, miembro de la poderosa tribu de los Idnane. Implicada desde muy joven en la lucha de su pueblo por tener un estado propio, con solo 20 años se fue a Costa de Marfil para sensibilizar a otros países africanos en la causa tuareg. En Abidjan, esta licenciada en Derecho contrajo matrimonio con un rico hombre de negocios y se convirtió, a su vez, en empresaria, poniéndose al frente de una compañía de construcción con 250 asalariados. En cierta forma, Nina Wallet Intalou simboliza el potente rol que las mujeres desempeñan en la cultura tuareg. Tras divorciarse, regresó a Kidal, donde en 1997 es elegida alcaldesa. Sin embargo,nunca llegó a ocupar su puesto porque las presiones del incipiente islamismo radical que se estaba instalando en la región y que no podía consentir que una mujer ocupara un puesto de tal responsabilidad se lo impidieron.

Ya entonces percibió con total nitidez que esa suerte de yijadismo que empezaba a llegar a su región natal procedente de tierras lejanas no tenía nada que ver con su tradición o con su forma de entender la religión islámica. “Los tuaregs estamos muy apegados a nuestras costumbres y toda nuestra cultura reposa sobre la mujer, que es muy libre de hacer lo que quiera y vestir como quiera. Vivimos un Islam tolerante y abierto”, asegura. 

Imagen alegórica de la importancia de la mujer en la cultura tuareg (Tin Hinan
es la fundadora mítica y madre de todos los tuaregs)
El 17 de enero de 2011, hace un año, estalló la enésima rebelión tuareg, la última de una larga serie de levantamientos que comenzaron en la época del colonialismo francés, se repitieron en los años sesenta, tras la creación del estado de Malí, y volvieron a estallar en las dos últimas décadas. “De repente”, explica, “la generación de mis padres vio cómo llegaba gente del sur para administrar nuestra tierra, nuestros recursos y nuestra forma de vida. Y, como habían hecho sus abuelos y hacemos ahora nosotros, dijeron no y se levantaron en armas”, asegura Nina Wallet Intalou, quien no dudó ni un instante en dar un paso al frente cuando en noviembre de 2011, junto a un puñado de jefes tribales y su amigo Mohamed Ag Najim, quien formó parte del Ejército de Gadafi en Libia, participó en la creación del MNLA. 

La primera ciudad en caer fue Ménaka, el 17 de enero, luego vendrían Aguelhoc, Anderamboukane, Tessalit... Sin embargo, los rebeldes no estaban solos. Un grupo armado también tuareg, pero de ideología islamista radical, aprovechó el empuje del levantamiento para situarse en el confuso escenario. Se trataba deAnsar Dine (Defensores de la Fe). Al frente, el histórico líder tuareg Iyad Ag Ghalique lideró las revueltas de los años noventa. “Yo trabajé a sus órdenes entonces. Era alguien en quien en su momento confiábamos y cuando nació el MNLA, pidió ser secretario general del movimiento. Pero la mayoría lo rechazó por su mala gestión de los acuerdos de paz de los noventa y sus vínculos cada vez más estrechos con Al Qaeda del Magreb Islámic (AQMI)”, asegura Wallet Intalou, quien añade que “los notables le pidieron que se integrara en el MNLA como un jefe militar más o que se retirara, pero él dijo que no, que iba a crear un movimiento armado propio. Así nació Ansar Dine”.

La líder tuareg insiste en que “en realidad nunca estuvimos juntos. Cada vez que tomábamos una ciudad, llegaban ellos y se instalaban. Pero les dejamos hacer, eran tuaregs como nosotros. Sin embargo, pronto nos dimos cuenta de cuál era su estrategia: llegaban a las ciudades y corrompían a la gente con el dinero de AQMI para que ingresaran en sus filas, para que les permitieran instalarse allí. Ansar Dine es la correa de transmisión de los yijadistas, es la llave que les ha permitido controlar toda la zona. Ha sido una enorme traición de Iyad Ag Ghali a su propio pueblo”.

Guerrilleros del MLNA
Durante dos meses, el empuje combinado de rebeldes tuaregs y de Ansar Dine logró hacer retroceder al Ejército de Malí, que, a finales de marzo, perdió definitivamente el control sobre este vasto territorio cuando, en un solo fin de semana, cayeron las tres principales ciudades del norte del país, Kidal, Gao y Tombuctú. El Ejército maliense, desconcertado tras el golpe de estado del 21 de marzo en Bamako, huía en desbandada hacia el sur y se instalaba en las cercanías de Mopti. Pocos días después, el MNLA proclamaba de manera unilateral la independencia del Azawad. Sin embargo, las desavenencias con Ansar Dine y sus aliados terroristas de AQMI y el Movimiento por la Unicidad de la Yijad en África del Oeste (Muyao) surgieron pronto. Y Nina Wallet Intalou, que había sido nombrada responsable de la Mujer y la Familia del gobierno provisional del Azawad, volvió a dar un paso al frente.

Las mujeres tuareg empezaron a ver cómo los recién llegados pretendían aplicar una visión estrecha y radical de la ley islámica o sharia que incluía, entre otras medidas, la obligación de llevar velo o la prohibición de hablar con un desconocido por la calle, fumar o conducir una motocicleta. Y en Kidal se produjo la primera reacción. El 5 de junio de 2012, las mujeres se echaron a la calle en claro desafío a los islamistas radicales. Y estos respondieron a golpes. Nina Wallet Intalou lideró entonces, desde la distancia, la respuesta a estos actos de violencia. “Lo que ha pasado hoy en Kidal no había ocurrido nunca. Jamás habíamos visto a mujeres golpeadas como hoy porque en la cultura tuareg esto no se puede hacer, incluso si una mujer es golpeada por su marido, esto implica directamente el divorcio. Pero es peor aún, porque estas mujeres se manifestaban hoy por su libertad y los hombres las han golpeado como se golpea a los animales”, dijo entonces Intalou, quien además encabezó la corriente dentro del MNLA para que su movimiento rompiera lazos de manera definitiva con los salafistas.

No tuvo que pasar mucho tiempo. Por más que ambos grupos estuvieran formados por tuaregs, la visión independentista y laica del MNLA no podía convivir mucho tiempo con el yijadismo radical de Ansar Dine y sus socios AQMI y Muyao. A finales de junio, Gao fue el escenario de violentos enfrentamientos entre unos y otros que se saldaron con la derrota de los rebeles tuaregs que se vieron obligados a dispersarse por el norte de Malí o a huir hasta la vecina Burkina Faso. “Tenemos la voluntad y la capacidad para atacar y defendernos, pero Ansar Dine y sus aliados tienen medios y armamento más sofisticados. Se les ha unido mucha gente, egipcios, tunecinos, argelinos, chadianos, nigerianos…”, explica Intalou.
Desde julio, tras la derrota militar del MNLA, la aplicación de la sharia se ha hecho más patente: lapidación de una pareja en Aguelhoc por tener hijos sin estar casados, amputación de manos y pies por robar, latigazos por fumar, beber alcohol o adulterio y todo un entramado de prohibiciones (escuchar música, jugar al fútbol, ver la televisión, tocar a alguien de distinto sexo, etc) de las que las mujeres salen las peor paradas. “Están consiguiendo convertir el Azawad en un infierno para la mujer. Eso es lo que la comunidad internacional debe entender, que mientras no se produzca una reacción y expulsemos a todos esos yijadistas de nuestra tierra, no habrá descanso, seguiremos en lucha. Nunca nos sentaremos a negociar con esta gente, nunca”, añade.



La líder tuareg defiende que se produzca una intervención de la ONU para expulsar a los terroristas de AQMI y Muyao. “No queremos que vuelva el Ejército de Malí o una fuerza militar de la Cedeao porque van a disparar contra todo el que tenga la piel blanca, va a ser una masacre. Que lo haga la ONU, nosotros estaremos con ellos para expulsar a todos aquellos que quieren imponer una ley y una religión extraña a nuestro país. Pero luego hay que arreglar el problema tuareg, tiene que reconocerse nuestro derecho a la autodeterminación, que Malí se convierta en una federación o que se nos dé una amplia autonomía. Es lo justo”, explica.

Sin embargo, sobre los rebeldes tuaregs también recae la sospecha de abusos y actos violentos contra la población civil, tal y como aseguran recientes informes de Amnistía Internacional y Human Rights Watch. “No estamos de acuerdo con esos informes, no se han producido investigaciones sobre el terreno. No tenemos miedo de una investigación, no hemos llevado a cabo violaciones ni ejecuciones. Para hacer esos estudios han preguntado a los tuaregs que están en Bamako y casi todos están con Malí y contra nosotros, no son imparciales. Los investigadores deben ir al terreno, a Kidal, a Gao y a Tombuctú para preguntar”, se defiende.

Mientras el conflicto de Malí aguarda por una solución, Nina Wallet Intalou no descansa ni un instante desde su exilio en Nuakchot. Acaba de regresar de los campamentos de M’bera, al sur de Mauritania, donde decenas de miles de refugiados del norte de Malí esperan también poder volver a su país. “En M’bera la situación es terrible, la ayuda humanitaria llega con cuentagotas y hay familias enteras expulsadas de sus hogares con lo mínimo”. Sus opiniones son controvertidas y pertenece a un movimiento rebelde en el ojo del huracán por haber desencadenado el conflicto que hoy sacude a Malí. Pero Nina Wallet Intalou, que fue definida por un negociador maliense como “el hombre fuerte” del MNLA,no cede ni un ápice en sus posiciones, las mismas que ha defendido toda su vida. “No pararemos hasta que seamos libres en nuestra propia tierra, tanto los hombres como las mujeres, y no permitiremos que venga nadie a golpearnos, educarnos o decirnos cómo debemos vivir”.