martes, 19 de marzo de 2013
lunes, 4 de marzo de 2013
sábado, 9 de febrero de 2013
lunes, 4 de febrero de 2013
Acto de solidaridad Canarias con el Azawad
El 2 de febrero se convocó una simbólica Manifestación en las calles de Santa Cruz de Tenerife en apoyo al sufrido pueblo Tuareg del Azawad, y por la
Paz en Mali. Al mismo tiempo se rechazó la utilización militar de Canarias
por las potencias europeas.
Manifiesto de los organizadores:
Azawad, el antiguo
norte del estado de Mali creado por los tiralíneas del colonialismo, es hoy la
vergüenza del mundo.
Lo
es de los estados del África, que parecen más preocupados por no crear
precedentes que hagan cuestionar las fronteras heredadas del colonialismo, que
por resolver un conflicto provocado por éste y del que la intervención de la
CEDEAO, el Africa Occidental, se sabe invasora.
Lo
es del mundo arabo-islamista, temeroso a reconocer un país de mayoría amazigh
que cuestione su hegemonía en Africa del Norte, al tiempo que financia a grupos
terroristas que desestabilicen la necesaria paz entre Mali y Azawad, y la
convivencia de sus habitantes.
Lo
es de Occidente, y particularmente de Francia y sus multinacionales del uranio,
responsables de unas fronteras absurdas ayer, y del doblegamiento hoy ante
intereses económicos, de los ideales de libertad, igualdad, y fraternidad.
Como
siempre, y recordando una vez más que Canarias optó en referéndum por su
neutralidad el 12 de marzo de 1986, España trata de inmiscuir a Canarias en
invasiones militares, en este caso contra la nación hermana amazigh de los
tuareg, Azawad. Algo a lo que, por supuesto, nos oponemos rotundamente.
Durante
más de 50 años, los tuareg se han opuesto a ser gobernados desde Bamako en un
Estado de Mali que basta ver en un mapa su absurda artificialidad. Tal vez
fuera así por el ansia francés por seguir manteniendo sometido a un pueblo, el
tuareg, en la etapa neocolonial.
Hoy
somos conscientes del drama de los tuareg y azawadíes, atrapados en un
conflicto con múltiples frentes que tratan de usarlos como moneda de cambio, ya
sea aprovechándose de su pobreza, o siendo víctimas de la persecución étnica al
regresar como conquistador de un ejército maliense nada dispuesto al diálogo
para resolver los problemas de un Norte, Azawad, del que ya se mostraron
incapaces ante terroristas de la Yihad y narcotraficantes, no quedando otra
salida a los tuareg que ejercer la autodeterminación de Azawad.
Así pues, nos posicionamos contra la utilización de Canarias con fines
militares, particularmente en el conflicto de Mali y Azawad:
-
Consideramos al MNLA (Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad) como
único interlocutor legítimo en el territorio del antiguo norte del Estado de
Mali, actualmente independiente tras su autodeterminación el 6 de abril de 2012
frente al gobierno golpista e ilegítimo de Bamako, como Estado Independiente de
Azawad,
-
Hacemos un llamamiento a fin de parar la escalada militar en Azawad y Mali,
liderada por los intereses económicos de Francia, y construir una paz estable
sobre la base de reconocer a los interlocutores legítimos de ambos países. De
no ser así, el conflicto será interminable y llevará a su propagación en países
vecinos, como por ejemplo, Níger.
-
Debe reconocerse internacionalmente al MNLA como interlocutor legítimo de
Azawad, así como debe buscarse una solución política negociada a fin de
arreglar definitivamente un conflicto que se arrastra desde hace más de 50
años.
Dicho
conflicto se ve agravado con la presencia de grupos terroristas financiados
desde el exterior, siendo el MNLA la única organización que ha podido
enfrentárseles y es capaz de detenerlos sin convertir a Azawad en otro
Afganistán.
Canarias
con Azawad, contra la intervención militar, Autodeterminación y Paz.
2 de febrero de 2013,
La Unidad (Tuzdin)La guerra que intentan ocultar
“Se está produciendo una
persecución que sobrepasa los motivos bélicos y que tiene que ver con el origen
étnico de los sospechosos.”
José Naranjo. Hace sólo dos semanas
publiqué un post en este mismo blog llamado “Una guerra sin focos (por ahora)”,
en la que denunciaba el bloqueo informativo sobre el conflicto de Malí. Ahora
que la guerra está un momento clave, ahora que Gao y Tombuctú están siendo
“liberadas” y que se persigue a los yihadistas “puerta a puerta”, hay que decir
que aquellos primeros temores se han confirmado por completo. Francia oculta
esta guerra y la represión que trae consigo y Malí se limita a seguir,
encantada de la vida, las consignas que emanan de la Quai d’Orsay.
Este conflicto ha supuesto
la puesta en marcha de toda una estrategia de propaganda que se sustenta en dos
pilares. En primer lugar, el bloqueo de los periodistas mediante un intrincado
sistema de controles militares que impide llegar allí donde se está produciendo
la noticia. Los cientos de periodistas que están en Malí no han venido aquí de
turismo ni a permanecer sentados en bares y restaurantes reactivando el sector
hostelero maliense. Han venido a hacer su trabajo. Y Francia lo impide.
“No podemos decir todo, no
podemos mostrar todo. Esto será una visita guiada”. Estas sintomáticas palabras
las pronunció el capitán Keita, encargado de comunicación del Ejército maliense
en Sevaré, el pasado sábado cuando, tras ejercer mucha presión, se autorizó el
paso hasta Konna a un convoy de unos 20 vehículos llenos de periodistas.
Escoltados por los militares, plumillas, cámaras y fotógrafos llegamos a este
pueblo dos semanas después de que se hubiera librado allí una intensa batalla.
Tiempo suficiente, claro está, para llevar a cabo la necesaria “limpieza” y
adoctrinamiento de la población. “Hay cosas que no se pueden mostrar”.
El segundo pilar de la
estrategia consiste en abrir esa espita sólo a los medios “amables”. Es decir,
a las cadenas de televisión y medios públicos ya sujetos a un estricto control
por parte del Estado. Salvo algún hábil y experimentado periodista local que ha
logrado colarse por sus propios medios y contactos, en Gao están France24,
Radio France International y la maliense ORTM para contar lo que el Elíseo
decida que se cuente, trasladados hasta allí en un cómodo avión de guerra
francés.
Hace poco más de una
semana salió publicada al mismo tiempo en L’Express y en El País una noticia
con las primeras evidencias de que se estaban llevando a cabo ejecuciones
sumarias y todo tipo de abusos contra población civil acusada de colaborar con
los yihadistas o simplemente señalados por proceder del norte y ser, por tanto,
“sospechosos”. La publicación de esta noticia generó en los días posteriores
una gran ola de reacciones pues todos los medios se aprestaron a seguir la
pista. Un curtido fotógrafo de Associated Press logró sacar una fotografía de
cadáveres amontonados en el fondo de un pozo.
Pero, sobre todo, lo que
provocó esta información fue un enrarecimiento de las relaciones entre los
ejércitos de Malí y Francia y la prensa. Esta noticia, totalmente contrastada
con imágenes y testimonios, ponía en entredicho el carácter “benéfico” de la
intervención francomaliense y podía afectar a la imagen redentora de las tropas
galas, que no han hecho ningún esfuerzo por saber lo que está pasando
realmente. Esto es, sin duda, parte de “lo que no se puede decir ni mostrar”.
A los periodistas que
llevamos una semana en Sevaré nos han intentado expulsar varias veces a Bamako
tras la publicación de esta noticia. Los militares malienses han llegado a
venir a exigirnos que nos vayamos, ordenando al dueño del hotel que preparara
todas las facturas y nos pusiera en la calle. Sólo las quejas al más alto nivel
impidieron este acto que hubiera vulnerado las mínimas normas, acuerdos y
convenios relativos al trabajo de periodista. Pero las presiones están ahí.
Les dejo de nuevo con el
capitán Keita: “Esta visita a Konna es una prueba, si hacen su trabajo con
profesionalidad luego les podremos llevar a Douentza y a Gao”. Los militares
convertidos en jefes de redacción y los periodistas en una especie de ganado al
que conducir con la vieja técnica del palo y la zanahoria. Pero las evidencias
de que se está produciendo una persecución que sobrepasa los motivos bélicos y
que tiene que ver con el origen étnico de los sospechosos están ahí. Para quien
quiera verlas.
El CMA pide que se reconozca los derechos del pueblo tuareg
El Congreso Mundial
Amazigh (CMA), un movimiento que agrupa y coordina a una parte de la
organizaciones berberistas en el norte de África, en una carta dirigida al
presidente François Hollande, aplaude la intervención francesa en el norte de
Mali, porque se fijó como objetivo “combatir al terrorismo islamista y la
delincuencia”. Sin embargo, el CMA lamenta que Francia haya sido pasiva durante decenios ante los desmanes de los mismos grupos terroristas que ahora
combate en el norte de Mali, “que cometieron secuestros, crímenes y se
dedicaron al narcotráfico, con la complicidad de ciertas autoridades
malienses”. El movimiento amazigh recuerda a Hollande que “los tuaregs llamaron
en vano, a principios de los años 2000, a Francia y a la comunidad internacional
para que les ayudaran a eliminar a los grupos mafiosos”. El CMA dice al
presidente francés que París utiliza dos varas de medir en su política
internacional. Abundando en la misma línea, el CMA también recuerda a Hollande
que el “Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA) siempre ha
combatido a los integristas islamistas armados (las últimas batallas del MNLA
fueron contra los grupos de Al Qaeda y del MUYAO y tienen como fecha
noviembre y diciembre de 2012 en Gao y Menaka) en la medida en que este
movimiento dispone de varios miles de combatientes voluntarios, bien
formados y que conocen perfectamente el terreno, porque han nacido y se han
criado allí”. Por ello, el CMA le pregunta al presidente galo por qué motivos
“Francia ignora la oferta” de diálogo planteada por el MNLA. El movimiento
amazigh critica a París porque “apoya solamente al gobierno maliense, aunque
sea ilegítimo, excluyendo al MNLA cuyo objetivo es conforme al derecho
internacional en lo relativo a la autodeterminación”. Asimismo, el CMA pide a
Francia que “clarifique su posición y sus objetivos” en Mali, porque “el
conflicto que opone al MNLA con el gobierno maliense es un conflicto
interno que tiene que solucionarse entre las dos partes implicadas, y con
la participación de un mediador neutral y con credibilidad”.
Firme condena
El CMA explica en la carta al presidente François Hollande que Mali tiene a un país vecino, Níger, “en casi todos los puntos idéntico y donde las poblaciones del norte de este país se han sublevado varias veces y por las mismas razones que en el norte de Mali”. Según el movimiento berberista, el conflicto en la zona del Sahel “puede degenerar y desestabilizar al conjunto de una subregión”. El CMA interpela a Hollande sobre los “crímenes” que ha cometido el Ejército maliense en el norte de Mali desde que Francia intervino militarmente en esta región. Cita a varias organizaciones de derechos humanos internacionales que han hecho esta denuncia y le pide al presidente francés que “condene firmemente” estas violaciones cuyas principales víctimas son los tuaregs y los moros. El CMA espera del jefe del Estado galo que actúe como “un demócrata y a favor de la justicia, de los derechos y de los intereses de África y de sus pueblos, sin discriminación”. La carta ha recibido el apoyo de diversos colectivos, como la Organización Diáspora Tuareg en Europa (ODTE), la Asociación Temoust, la Asociación Corso-Bereber, la Asociación Cultural Amazigh, Tamaynut-Francia y Acción Cultural Amazigh-Laica.
martes, 29 de enero de 2013
Comunicado del CTEA (Consejo de Transición del Estado de Azawad)
El Movimiento Nacional por
la Liberación de Azawad (MNLA) informa a la opinión pública nacional e
internacional de que las ciudades de Kidal, Tesalit, Léré, In Khalil, Anefis, Tinzawatin, Talatayt
y Tesit ya están bajo el control del Movimiento Nacional para la Liberación del
Azawad. El MNLA ha decidido urgentemente ocupar estas ubicaciones para
garantizar la seguridad de personas y bienes, especialmente después de los
graves peligros que corren en contra de la vida de los civiles con el regreso
al territorio de Azawad del ejército maliense que camina tras el avance del
ejército francés.
Hemos tomado nuestra
responsabilidad de proteger a los civiles contra los abusos del ejército
maliense criminal que siempre se ha destacado por los masacres de las poblaciones
civiles azawadienses indefensos, como lo ha demostrado una vez más, con la
operación “Serval”, llevada a cabo bajo el mando del ejército francés.
Desde el comienzo de las
operaciones militares francesas para la conquista de Azawad a favor de las “autoridades
de Malí,” más de un centenar de personas ya han sido víctimas de las
represalias étnicas: una cacería humana organizado por el ejército de Mali y
sus milicias en Azawad en contra de los Tuaregs, Peuls, Songais y Moros
(Arabes).
El MNLA no puede aceptar
bajo ningún motivo que el pueblo de Azawad sea entregado a la venganza de Malí.
Como tal, el MNLA comprometido con su responsabilidad de asegurar sus ciudades
y proteger a sus poblaciones en contra de un ejército especializado en el
crimen contra la población civil de Azawad.
Por otro lado, con el fin
de aclarar sus objetivos con claridad, el MNLA recuerda que no quiere ninguna
confrontación con las fuerzas de la CEDEAO ni con las del ejército francés, a
pesar del hecho de que dirigen unas operaciones de la ocupación de Azawad. Sin
embargo, si el MNLA no hubiera respondido a los abusos malienses, entonces
hubiera fallado a su primer deber que es velar por la protección de las
poblaciones civiles en Azawad, víctimas expiatorias del ejército maliense desde
mucho tiempo.
Es evidente que el MNLA
reitera su plena disposición a trabajar con Francia para la erradicación de los
grupos terroristas, pero se debe entender que el MNLA se opone firmemente en
contra de la reinstalación del ejército maliense que se distingue por sus
crímenes en contra de nuestros civiles.
Así que con el fin de
acabar con cualquier ambigüedad sobre sus intenciones, el MNLA informa a
Francia y a la CEDEAO de que no desplieguen sus fuerzas en las operaciones
militares en contra de las fuerzas internacionales pero únicamente en la
protección de los civiles, entregados a la venganza del ejército maliense y de
sus grupos terroristas.
El MNLA toma como testigo
a la comunidad internacional por sus compromisos formales a combatir el terrorismo,
y reitera una vez más su plena disposición a participar con el ejército francés
y el de la CEDEAO en su lucha contra el terrorismo. Sin embargo, ante la
incapacidad de las fuerzas francesas de proteger a los civiles contra los
abusos del ejercito de Malí, y en espera de encontrar una solución política y
un estatus jurídico al Azawad, el MNLA se compromete a concentrar sus fuerzas
en la protección de las ciudades citadas más arriba con el fin de garantizar la
integridad física de nuestras poblaciones gravemente amenazadas por el ejército
de Mali y sus milicias étnicas.
El MNLA recuerda a Francia
toda su responsabilidad en cuanto a la seguridad y a la protección de las
poblaciones azawadienses que viven en ciudades ya bajo el control de Malí de
cara a los abusos y a la venganza del ejército maliense.
Wagadugu 28 de enero de
2013
Mossa Ag Attaher
Encargado de Comunicación
de CTEA y portavoz del MNLA
Traducción. Inkearen
lunes, 28 de enero de 2013
Manifestación Kidal (Azawad) 27-1-2013
domingo, 27 de enero de 2013
Primeras evidencias de ejecuciones en el Malí controlado por el Ejército
José Naranjo. El País. En Sevaré, en el centro de Mali, hay una
zona a la que llaman Million-Kin (Barrio de los Millonarios, en bambara, la
lengua local). Allí, en un descampado no muy lejos de la pista de tierra, hay
un cadáver semienterrado con descuido. Está tumbado boca abajo, desnudo, y solo
asoman sus nalgas y su brazo izquierdo. Parece que ha sido quemado y que no
lleva allí más de 48 horas. Numerosos residentes en Mopti y Sevaré hablan, cada
vez con más insistencia, de que se están llevando a cabo ejecuciones
extrajudiciales por el mero hecho de ser extranjero y no tener papeles, ser de
piel clara o por proceder del norte del país. Amnistía Internacional y la Federación Internacional de
Derechos Humanos (FIDH) aseguran
tener pruebas que implican al Ejército de Malí.
Está lejos de ser un secreto, pero todos hablan en voz baja.
“Hay que estar muy atentos. Estos días están pasando cosas en Sevaré y hay
gente que está desapareciendo”, asegura un residente. Algunos van más allá y
relatan incluso haber participado, en los últimos días, en la quema de una
veintena de cadáveres que luego han sido arrojados a pozos o enterrados en las
afueras. Los pozos han sido rellenados con arena y grava. Imposible verificar a
simple vista o saber si se trata de combatientes yihadistas que murieron en la batalla de
Konna, a 70 kilómetros
de aquí, como dicen unos, o de personas sospechosas de haber colaborado con los
radicales y ejecutados de forma sumaria, como aseguran otros. Pero la presencia
de un cadáver en Million-Kin es una evidencia imposible de negar.
El alcalde de Mopti, Oumar Bathily, asegura: “hemos dado
instrucciones a todo el mundo sobre los sospechosos. Si hay gente rara o
desconocidos en el pueblo, hay que denunciarlos y que las autoridades se
encarguen de hacer la investigación. Sabemos que hay infiltración de yihadistas y no lo vamos a permitir. Mopti
siempre ha sido un lugar de acogida, abierto a todo el mundo, pero nos hemos
dado cuenta de los peligros que esto entraña”. Sin embargo, al ser preguntado
por posibles hechos violentos en la ciudad, asegura no tener constancia. En la
misma línea, el coronel Didier Dacko, hasta hace solo unos días responsable del
Ejército maliense en Sevaré, dice “no haber escuchado nada”.
Amnistía Internacional piensa de otra manera. Un observador
de esta organización ha recogido testimonios de arrestos, interrogatorios y
torturas a personas sospechosas de haber colaborado con los yihadistas. En
concreto, cita el caso de una mujer de etnia fulani. “Un día, mi hijo
desapareció. Le buscamos durante dos o tres días pero no pudimos encontrarlo. Entonces,
algunas personas nos contaron que el día que desapareció, el Ejército había
disparado a dos personas y los había arrojado a un hoyo dentro de la base
militar”, aseguró esta mujer a Amnistía Internacional. Por su parte, la FIDH
habla de al menos diez ejecuciones sumarias en Sevaré, mientras que Human Rights Watch dice haber recibido
“informaciones creíbles” respecto a graves abusos cometidos por las fuerzas de
seguridad en Niono contra poblaciones árabes y tuaregs.
En Wailhirdé (Sevaré) hay un pozo cercano a una base militar
que muchos señalan como uno de los lugares donde se están arrojando los
cadáveres. En el brocal hay restos de sangre. Y otros testimonios apuntan a la
existencia de agujeros y fosas donde están siendo enterrados los cuerpos
después de haber recibido un disparo en la cabeza. “Los matan en una zona
llamada Chechenie, donde se llevan a cabo las prácticas militares de tiro”,
asegura otro vecino. Hace unos días desaparecieron el padre y el hermano de un
gendarme, originarios del norte. Estas desapariciones se han intensificado en
los últimos días, tras la llegada de los salafistas a la ciudad de Konna, pero
no son algo nuevo.
Mohamed era un tuareg de unos cincuenta años procedente del
norte muy conocido en Sevaré. Tenía una pequeña tienda en la que vendía todo
tipo de productos. En abril, tras la toma de Gao por los yihadistas,
desapareció. “Todo el mundo sabe que está muerto”, asegura un joven residente.
El carácter étnico de estas desapariciones es lo que más preocupa a Amnistía.
“Vestir ropas tradicionales árabes o tuaregs y no ser de Sevaré es suficiente
para que te pare la policía”, relata otro testimonio. En los últimos días hay
gente que incluso se ha afeitado la barba para evitar ser confundidos con
yihadistas.
En este sentido, Boucacar Traoré, coordinador del campo de
desplazados de Sevaré donde residen 587 ciudadanos que han huido de sus hogares
en el norte, ha recomendado a las personas allí acogidas no salir mucho estos
días a la calle “hasta que la situación sea estable”. En todo Mopti se ha
declarado un toque de queda a partir de las nueve de la noche y muchos
permanecen en sus casas por temor.
El ministro de Justicia de Malí, Malick Coulibaly, dio una
respuesta inquietante a Amnistía Internacional cuando fue contactado por
teléfono: “Ningún Ejército es perfecto. El estadounidense es uno de las más
profesionales del mundo y se ha descubierto que han cometido actos de tortura y
asesinatos ilegales. Eso existe en todos los ejércitos”.
martes, 22 de enero de 2013
La cacería étnica ha comenzado
El periodista José Naranjo publica pruebas del posible comienzo de un nuevo genocidio de Malí contra el pueblo tuareg. Mientras, Francia mira para otro lado.
José Naranjo. Lo que hasta hace unos días eran voces de alarma hoy se han
convertido en evidencias visibles. Lo que era miedo hoy es una realidad. La
cacería étnica ha comenzado. Se lleva a cabo de forma oculta, por la noche, en
lugares apartados. El Ejército francés dice que “no hay ninguna evidencia” y un
alto mando maliense que “no ha escuchado nada”. Pero los habitantes de Sevaré,
en el centro de Malí, no son ciegos ni sordos. Y últimamente tampoco mudos.
Empiezan a hablar de cosas que ocurren, de tiros en la cabeza, de pozos llenos
de gente, de cadáveres en descampados.
El objetivo de esta represalia
son las personas de origen árabe, tuareg o incluso peules, habitantes del norte
o extranjeros “de piel clara”. Se les acusa de colaboracionismo con los
rebeldes tuaregs del MNLA o con los grupos islamistas radicales, se dice que
son espías o combatientes infiltrados. Y no hay juicio ni defensa posible. El
alcalde de Mopti lo decía claramente hace unos días, “se acabó la tolerancia,
todo sospechoso debe ser denunciado”. La espiral de miedo y odios cruzados que
genera la guerra y que parte de dos premisas falsas.
Premisa uno. “Todos los tuaregs
son rebeldes”. Esta afirmación es, sencillamente, falsa. Conozco a muchos
tuaregs que no simpatizan en absoluto con el MLNA, que rechazan sus técnicas,
su manera de proceder y sus objetivos. Que les odian incluso. Pero da igual.
Basta que vistas la ropa tradicional tuareg o que hables tamashek para
convertirte en sospechoso. Sobre toda una etnia recae la acusación de haber
desestabilizado a todo el país cuando el 17 de enero de 2012 fueron solo unos
pocos miles los que se alzaron en armas contra su Gobierno.
Premisa dos. “Todo árabe de piel
clara es un terrorista”. Tan falsa como la anterior. Los ciudadanos del norte
peules o de origen árabe están señalados pese a que muchos de ellos, la inmensa
mayoría, han sufrido con la llegada de los yihadistas todo tipo de abusos y
arbitrariedades. Reprimidos por unos, reprimidos por otros. ¿Se puede imaginar
peor destino? Muchos están ahora abandonando las ciudades del norte porque
creen que lo que está por venir será aún peor que lo que ha venido hasta ahora.
Los norteños se afeitan la barba, guardan sus ropas
tradicionales e intentan salir lo menos posible a la calle. En Mopti y Sevaré,
a partir de las nueve hay toque de queda y la noche ampara todo tipo de abusos.
Amnistía Internacional, la Federación Internacional de Derechos Humanos y Human
Rights Watch ya hablan sin tapujos de testimonios y pruebas de que esto está
ocurriendo. Y señalan directamente al Ejército de Malí. A mi modo de ver, la
mejor prueba es la foto que acompaña este artículo y que fue tomada por una
compañera periodista en mi presencia. Me hablaron mucho, pero antes de publicar
nada preferí verlo con mis propios ojos. Y allí estaba. Un cadáver
semienterrado del que sólo asomaban sus nalgas y su brazo izquierdo. Lo conté
en este artículo publicado
este lunes en El País.
Foto que muestran una posible limpieza étnica ocultada a los medios. |
La actitud que Francia está
mostrando hacia esta suerte de cacería étnica es por ahora, lamentable. “No hay
evidencias”, decía un portavoz del Ejército galo. Igual si los soldados
franceses salen a las calles de Sevaré, caminan un poco, escuchan a la gente y
abren un poco los ojos, cambian de opinión. Quizás aún se esté a tiempo de
parar esto, de impedir que el afán de venganza se lleve a más inocentes por
delante. Otra cosa es que esto les interese lo más mínimo. Así es la guerra,
piensan muchos.
Esto en Mopti. Pero, ¿y en las
zonas de combates?, ¿qué está pasando? La cobertura telefónica está cortada y
el Ejército maliense ha tejido una tupida maraña de controles que impiden el
acceso a las verdaderas zonas de guerra. Sólo abren las puertas cuando todo está
“limpio”, cuando los muertos han sido retirados. Hace ya unos cuantos días que
Konna fue liberada, pero no dejan pasar a los periodistas ni a las
organizaciones humanitarias. “No hemos hecho prisioneros”, asegura un coronel
maliense. ¿A qué les suena? Médicos sin Fronteras lleva una semana intentándolo
sin éxito. Los limpiadores se toman su tiempo y no quieren testigos.
Intervención en Mali "Escuchen las reivindicaciones tuareg"
Intervención en francés de Lounes Belkacem ex-presidente del Congreso Mundial Amazigh donde plantea la necesidad de escuchar las justas reivindicaciones del pueblo tuareg en este conflicto, habitante legítimo de estas tierras. Una guerra entre islamistas, Mali y la OTAN que pagará sobre todo la población civil.
lunes, 21 de enero de 2013
Nina Wallet Intalou, la rebelde tuareg
José Naranjo. El País. El salón está decorado de manera austera. Una gran alfombra en el suelo, un televisor siempre
sintonizado con el informativo de France24 en un rincón y un cuadro con una sura del Corán apoyado en la pared que
atrae mi atención. En la esquina opuesta, hay una mujer vestida con una melfa
color turquesa rodeada de un pequeño ordenador portátil y tres teléfonos
móviles. Cuando me ve entrar, se levanta con una franca sonrisa, me saluda
dándome la mano y me invita a sentarme. “El cuadro lo acabo de comprar, lo
colgaré un día de estos”, me dice, divertida por mi curiosidad. Es Nina Wallet Intalou, la única mujer miembro del Consejo Político del Movimiento
Nacional de Liberación del Azawad (MNLA), el grupo armado que
el pasado 17 de enero, hace ahora casi un año, inició una revuelta que acabó por
desestabilizar a todo Malí.
Estamos en Nuakchot, la capital de Mauritania. Hasta aquí se
trasladó Intalou hace ya algunos meses con parte de su familia en busca de un
poco de seguridad para ella y sus hijos, consciente de que en Bamako, donde
residía, podía sufrir algún tipo de ataque. Suena uno de los teléfonos. Una de sus tareas es la de coordinar los
movimientos de las unidades del MNLA que están sobre el terreno. Habla unos minutos en árabe con voz
autoritaria y luego cuelga. Me mira y la sonrisa vuelve a aparecer. “Disculpa, llevamos doce horas intentando localizar al grupo
de Mohamed Ag Najim” (se refiere al jefe militar
del MNLA).“¿Está en el norte de Malí?”, le pregunto. “Está en
el Azawad, siempre ha estado allí”, responde de manera enigmática.
Nina Wallet Intalou nació en 1963 en Kidal y es tuareg por todos los costados,
miembro de la poderosa tribu de los Idnane. Implicada desde muy joven en la
lucha de su pueblo por tener un estado propio, con solo 20 años se fue a Costa
de Marfil para sensibilizar a otros países africanos en la causa tuareg. En
Abidjan, esta licenciada en Derecho contrajo matrimonio con un rico hombre de
negocios y se convirtió, a su vez, en empresaria, poniéndose al frente de una
compañía de construcción con 250 asalariados. En cierta forma, Nina Wallet Intalou simboliza el potente rol que
las mujeres desempeñan en la cultura tuareg. Tras divorciarse,
regresó a Kidal, donde en 1997 es
elegida alcaldesa. Sin embargo,nunca llegó a ocupar su
puesto porque las
presiones del incipiente islamismo radical que se estaba instalando en la
región y que no podía consentir que una mujer ocupara un puesto de tal
responsabilidad se lo impidieron.
Ya entonces percibió con total nitidez que esa suerte de yijadismo
que empezaba a llegar a su región natal procedente de tierras lejanas no tenía
nada que ver con su tradición o con su forma de entender la religión islámica.
“Los tuaregs estamos muy apegados a nuestras costumbres y toda nuestra cultura reposa sobre la mujer, que es
muy libre de hacer lo que quiera y vestir como quiera. Vivimos un Islam
tolerante y abierto”, asegura.
Imagen alegórica de la importancia de la mujer en la cultura tuareg (Tin Hinan es la fundadora mítica y madre de todos los tuaregs) |
El 17 de enero de 2011, hace un año, estalló la
enésima rebelión tuareg, la
última de una larga serie de levantamientos que comenzaron en la época del
colonialismo francés, se repitieron en los años sesenta, tras la creación del
estado de Malí, y volvieron a estallar en las dos últimas décadas. “De
repente”, explica, “la generación de mis padres vio cómo llegaba gente del sur
para administrar nuestra tierra, nuestros recursos y nuestra forma de vida. Y, como habían hecho sus abuelos y hacemos ahora
nosotros, dijeron no y se levantaron en armas”, asegura Nina
Wallet Intalou, quien no dudó ni un instante en dar un paso al frente cuando en
noviembre de 2011, junto a un puñado de jefes tribales y su amigo Mohamed Ag
Najim, quien formó parte del Ejército de Gadafi en Libia, participó en la
creación del MNLA.
La primera ciudad en caer fue Ménaka, el 17 de enero, luego
vendrían Aguelhoc, Anderamboukane, Tessalit... Sin embargo, los rebeldes no estaban solos. Un grupo armado también tuareg, pero
de ideología islamista radical, aprovechó el empuje del levantamiento para
situarse en el confuso escenario. Se trataba deAnsar
Dine (Defensores de la
Fe). Al frente, el histórico líder tuareg Iyad
Ag Ghalique lideró las revueltas de los años noventa. “Yo trabajé a
sus órdenes entonces. Era alguien en quien en su momento confiábamos y cuando
nació el MNLA, pidió ser secretario general del movimiento. Pero la mayoría lo
rechazó por su mala gestión de los acuerdos de paz de los noventa y sus vínculos cada vez más estrechos con Al Qaeda
del Magreb Islámic (AQMI)”, asegura Wallet Intalou, quien añade
que “los notables le pidieron que se integrara en el MNLA como un jefe militar
más o que se retirara, pero él dijo que no, que iba a crear un movimiento
armado propio. Así nació Ansar Dine”.
La líder tuareg insiste en que “en realidad nunca estuvimos
juntos. Cada vez que tomábamos una ciudad, llegaban ellos y se instalaban. Pero
les dejamos hacer, eran tuaregs como nosotros. Sin embargo, pronto nos dimos
cuenta de cuál era su estrategia: llegaban a las ciudades y corrompían a la
gente con el dinero de AQMI para que ingresaran en sus filas, para que les
permitieran instalarse allí. Ansar
Dine es la correa de transmisión de los yijadistas, es la llave que les ha
permitido controlar toda la zona. Ha sido una enorme traición de Iyad Ag Ghali
a su propio pueblo”.
Guerrilleros del MLNA |
Durante dos meses, el empuje combinado de rebeldes tuaregs y
de Ansar Dine logró hacer retroceder al Ejército de Malí, que, a finales de
marzo, perdió definitivamente el control sobre este vasto territorio cuando, en un solo fin de semana, cayeron las tres
principales ciudades del norte del país, Kidal, Gao y Tombuctú.
El Ejército maliense, desconcertado tras el golpe de estado del 21 de marzo en
Bamako, huía en desbandada hacia el sur y se instalaba en las cercanías de
Mopti. Pocos días después, el MNLA proclamaba de manera unilateral la
independencia del Azawad. Sin embargo, las desavenencias con Ansar Dine y sus
aliados terroristas de AQMI y el Movimiento por la Unicidad de la Yijad en África
del Oeste (Muyao) surgieron pronto. Y Nina
Wallet Intalou, que había sido nombrada responsable de la Mujer y la Familia
del gobierno provisional del Azawad, volvió a dar un paso al frente.
Las mujeres tuareg empezaron a ver cómo los recién llegados
pretendían aplicar una visión estrecha y radical de la ley islámica o sharia
que incluía, entre otras medidas, la obligación de llevar velo o la prohibición
de hablar con un desconocido por la calle, fumar o conducir una motocicleta. Y
en Kidal se produjo la primera reacción. El 5 de
junio de 2012, las mujeres se echaron a la calle en claro desafío a los
islamistas radicales. Y estos
respondieron a golpes. Nina
Wallet Intalou lideró entonces, desde la distancia, la respuesta a estos actos
de violencia. “Lo que ha pasado hoy en Kidal no había ocurrido nunca. Jamás habíamos visto a mujeres golpeadas como hoy
porque en la cultura tuareg esto no se puede hacer, incluso si una mujer es
golpeada por su marido, esto implica directamente el divorcio. Pero es peor aún, porque estas mujeres
se manifestaban hoy por su libertad y los hombres las han golpeado como se
golpea a los animales”, dijo entonces Intalou, quien además encabezó la
corriente dentro del MNLA para que su movimiento rompiera lazos de manera
definitiva con los salafistas.
No tuvo que pasar mucho tiempo. Por más que ambos grupos
estuvieran formados por tuaregs, la visión
independentista y laica del MNLA no podía convivir mucho tiempo con el yijadismo
radical de Ansar Dine y sus socios AQMI y Muyao. A finales de
junio, Gao fue el escenario de violentos enfrentamientos entre unos y otros que
se saldaron con la derrota de los rebeles tuaregs que se vieron obligados a
dispersarse por el norte de Malí o a huir hasta la vecina Burkina Faso.
“Tenemos la voluntad y la capacidad para atacar y defendernos, pero Ansar Dine
y sus aliados tienen medios y armamento más sofisticados. Se les ha unido mucha
gente, egipcios, tunecinos, argelinos, chadianos, nigerianos…”, explica
Intalou.
Desde julio, tras la derrota militar del MNLA, la aplicación
de la sharia se ha hecho más patente: lapidación de una pareja en Aguelhoc por
tener hijos sin estar casados, amputación de manos y pies por robar, latigazos
por fumar, beber alcohol o adulterio y todo un entramado de prohibiciones
(escuchar música, jugar al fútbol, ver la televisión, tocar a alguien de
distinto sexo, etc) de las que las mujeres salen las peor paradas. “Están consiguiendo convertir el Azawad en un
infierno para la mujer. Eso es lo que la comunidad internacional debe entender,
que mientras no se produzca una reacción y expulsemos a todos esos yijadistas
de nuestra tierra, no habrá descanso, seguiremos en lucha. Nunca nos sentaremos
a negociar con esta gente, nunca”, añade.
La líder tuareg defiende que se produzca una intervención de
la ONU para expulsar a los terroristas de AQMI y Muyao. “No queremos que vuelva
el Ejército de Malí o una fuerza militar de la Cedeao porque van a disparar
contra todo el que tenga la piel blanca, va a ser una masacre. Que lo haga la
ONU, nosotros estaremos con ellos para expulsar a todos aquellos que quieren
imponer una ley y una religión extraña a nuestro país. Pero luego hay que arreglar el problema tuareg, tiene que
reconocerse nuestro derecho a la autodeterminación, que Malí se convierta en
una federación o que se nos dé una amplia autonomía. Es lo
justo”, explica.
Sin embargo, sobre los rebeldes tuaregs también recae la sospecha de abusos y actos violentos contra la
población civil, tal
y como aseguran recientes informes de Amnistía Internacional y Human Rights
Watch. “No estamos de acuerdo con esos informes, no se han producido
investigaciones sobre el terreno. No tenemos miedo de una investigación, no hemos llevado a cabo violaciones ni ejecuciones.
Para hacer esos estudios han preguntado a los tuaregs que están en Bamako y
casi todos están con Malí y contra nosotros, no son imparciales. Los
investigadores deben ir al terreno, a Kidal, a Gao y a Tombuctú para
preguntar”, se defiende.
Mientras el conflicto de Malí aguarda por una
solución, Nina Wallet Intalou no descansa ni un instante desde su exilio en
Nuakchot. Acaba de regresar de los campamentos de M’bera, al sur de Mauritania,
donde decenas de miles de refugiados del norte de Malí esperan también poder
volver a su país. “En M’bera la situación es terrible, la ayuda
humanitaria llega con cuentagotas y hay familias enteras expulsadas de sus
hogares con lo mínimo”. Sus opiniones son controvertidas y pertenece a un
movimiento rebelde en el ojo del huracán por haber desencadenado el conflicto
que hoy sacude a Malí. Pero Nina Wallet Intalou, que fue definida por un
negociador maliense como “el hombre fuerte” del MNLA,no cede ni un ápice en sus posiciones, las mismas
que ha defendido toda su vida. “No
pararemos hasta que seamos libres en nuestra propia tierra, tanto los hombres como las mujeres, y no
permitiremos que venga nadie a golpearnos, educarnos o decirnos cómo debemos
vivir”.
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